Hola Ana
Hace 13 años por este mes me encontraba en el hospital dando a luz a una niña a la que llamé Carolina. En ese momento yo tenía 15 años, imagínate que responsabilidad podía tener, aún era una niña y ya me había convertido en madre. Una madre sin recursos, una madre soltera y sola, sin ningún tipo de apoyo por parte del desgraciado que me dejó embarazada, ese hombre de 23 años que me dijo que no pasaba nada por no usar preservativo, que él controlaba, que tenía experiencia y que me fiara de él... Jamás lo volví a ver.
El día que me enteré que estaba embarazada me asusté muchísimo y no me atrevía a decir nada en mi casa, solamente a una amiga que era a la que le contaba todas mis cosas. Mi madre enviudó tres años antes de nacer mi hija, en mi casa eramos cinco hermanos, yo la tercera y mi madre apenas tenía para darnos de comer a nosotros. Cuando ya no pude ocultar mas mi estado ya tenía cinco meses de gestación. Mi madre me dió la paliza del siglo, me golpeó sin contemplación hasta que le dolieron las manos, repetía una y otra vez !! Eres una fulana, una mujer de la calle y allí es donde vas a estar con ese hijo bastardo, sin padre y engendrado en pecado!! Esas palabras Ana fueron tan duras, que después de todos los años que han pasado aún las oigo resonar en mi mente.
Mi madre me llevó a una iglesia que había en un pueblo cercano al nuestro y allí las monjas se encargaron de buscar unos padres adoptivos a mi pequeña. Yo no estaba de acuerdo con la decisión, pero mi madre me dijo que no podía mantenerla, que no teníamos dinero y que me la quitarían los servicios sociales y la llevarían a un centro, donde no tendría cariño de nadie, que era mejor que la diese a una buena familia que la cuidaría bien y le diera una educación y estudios. Me habían dicho que no podría verla, que según diera a luz se la llevarían porque así sería mas fácil olvidarme de eso y seguir con mi vida... ¿Alguien se cree que una cosa así se olvida?... sigue
Yo no conocí a la familia que se iba a encargar de mi hija hasta dos semanas antes de que llegará al mundo, vinieron a verme a casa, porque yo exigí conocerlos antes de firmar ningún papel de renuncia. Cuando llegaron a mi casa me dieron muy buena impresión, se veía un matrimonio unido y bien posicionados y me dijeron que no pensaban alejarme de mi hija, que simplemente querían darle un hogar, que podría visitarla siempre que quisiese y que ellos le hablarían de mi a diario. Al preguntarle que si serían buenos padres para mi pequeña, me dijeron que los mejores, pero que yo formaría parte de su familia también. Estaba súper contenta, me alegré mucho al saber que era una buena familia y que yo podría estar con mi niña cuando quisiese.
Por motivos laborales a los pocos meses de nacer Carolina, quiero decir que respetaron el nombre que le puse yo, el papa adoptivo de mi niña se tuvo que mover de Santander a Málaga. Yo me quedé muy triste al saber que ya no podría verla tan a menudo como lo estaba haciendo, pero entendía que la cosa era así. Me despedí de ellos con la promesa de que muy pronto volveríamos a vernos, pero pasaron dos años. Aunque hablaba con Lucía a diario, no era lo mismo.
Tres años después Lucía me consiguió un trabajo en Málaga, muy cerca de donde ellos vivían y sin pensármelo dos veces me fuí, viví con ellos y con mi pequeña durante 9 meses hasta que pude reunir un poco y coger un piso en el edificio de al lado de donde vivían ellos. Eramos una familia unida y criamos a nuestra pequeña entre los tres, jamás hubo una discusión por como se hacían o no las cosas con ella. Hablábamos las cosas y buscábamos la mejor solución.
Yo me enamoré de un compañero de trabajo y me casé a los tres años, no puedo quejarme de la vida que he tenido y sobre todo de la que me han regalado Lucía y Manuel, porque cuando yo les doy las gracias ellos me dicen que las gracias me las deben ellos a mi por darles lo mas grande que tienen y tendrán en la vida, que es nuestra pequeña Carolina, pero yo y ella siempre les estaremos eternamente agradecidas por facilitarnos tanto la vida y amarnos incondicionalmente incluso mas que personas que llevan nuestra propia sangre. Hemos tenido mucha suerte de que ellos se cruzaran en nuestro camino.
Muchas gracias Ana.
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4 comentarios:
una historia preciosa...
una historia preciosa...
una historia preciosa...
que bonita historia.Da gusto ver que hay buena gente en el mundo.Gracias por compartirla y que seas muy feliz con tu chico y le des hermanitos a la nena que pueda tener para siempre
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