Hola Ana
Mi historia empezó hace ya como unos 7 años más o menos. Lo conocí a través de una amiga en común aunque por internet ya que nos presentó por web cam. Yo tenía 17 años y él 26 pero congeniábamos a las mil maravillas. Quedamos unas cuantas veces, nos gustábamos pero ninguno daba el paso para ese esperado primer beso. Nuestras tardes se basaban en horas de charla, risas y tonteos. Cuando llegó nos supo a gloria a los dos. Aún lo tengo guardado en mi memoria al igual que él también. No sé muy bien que me pasó, quizás el miedo por lo sentido, quizás la inmadurez, propia de la edad, pero me fui a vivir 800 km lejos de él rompiendo con ello la amistad que teníamos. Sé que no tenía porque dejar de hablarle pero lo hice. No tengo excusa y ni siquiera puedo decir porque lo hice. Solo hablábamos para mi cumpleaños porque todos los años recibía su llamada, él nunca la mía. Me comporté con él como una niña caprichosa y egoísta.
Pasaron los años y yo empecé una relación de 4 años y medio donde hubo
malos tratos e insultos hasta que por cuestiones familiares tuve que volverme a
Barcelona a ayudar a mis padres. Mi relación estaba fatal como se puede intuir
y en tan solo un mes y a pesar del miedo dejé a mi ex. Los siguientes meses
estuvieron llenos de insultos y amenazas pero seguí firme en mi decisión aunque
en el fondo temblaba cada vez que veía su nombre en mi teléfono.
Un día, mirando mi
listado telefónico me di cuenta de que aunque había pasado 6 años el teléfono
de él seguía ahí. Recordé como lo pasábamos, las risas, los buenos momentos y
aun sabiendo que no tenía derecho y esperando un silencio por respuesta decidí
pedir perdón a esa persona a la que falle en su día. Le puse un mensaje de
texto con un hola que tal, como te va la vida. Me contestó a los cinco minutos
de forma jovial, sin ningún reparo y sediento de saber de mí. Quedamos en que
nos veríamos un día y cuál fue mi sorpresa cuando al día siguiente (un
miércoles) me pregunto si cenábamos juntos el sábado. El si fue rotundo. No sabía
a quién me iba a encontrar, cuanto habría cambiado, pero quería descubrirlo.
Muchos me han tachado de guarra porque tan solo había pasado un mes de mi
ruptura (gente que no sabe nada de la historia con mi ex) pero puedo jurar que
yo solo buscaba a mi amigo, el que me aliviaba con solo mirarme... sigue
Aquella noche
se nos pasó volando, le pedí mil perdones, él bromeaba diciendo que ya me lo
haría pagar. Todo lleno de una complicidad que a pesar de los 6 años no se
había ido. Empezamos a hablar todos los días, cam, micro, msn, whatsapp… Todo
se quedaba corto para poder saber el uno del otro. Nos veíamos a menudo y si,
en uno de esos encuentros pasemos a ser amigos
con derecho a roce. Los meses pasaron, yo me enamoré pero él de mi no… Me
quería mucho como amiga pero ya está. Ahora la pelota estaba en mi tejado…
¿Podía aguantar tenerlo solo así? No lo tuve que pensar mucho, él me hacia
bien, el me quería y con eso me bastaba para poder seguir. Lucharía porque me
amara.
¿Y después de todo lo que has pasado podrás luchar por otro hombre? Esa
pregunta me hacían mis amigas sorprendidas de todo el empeño que le ponía al
asunto. Él valía la pena, él era todo lo que yo quería tener… Donde antes había
golpes, ahora había caricias… Donde antes escapaba un insulto, ahora entraba el
sonido de un guapa, te quiero o incluso el de una simple sonrisa… No voy a
decir que no lo he pasado mal, muchísimo. Mi autoestima estaba por los suelos,
cada día al levantarme tenía que decirme a mi misma lo que valía aunque no me
lo creyera pero él se entretuvo a agacharse al suelo y recoger cada trocito
para luego poder pegarlo con su cariño. Han sido 10 meses de completa
dedicación hacia mí a pesar de que cada dos por tres me pedía que me
desenamorara, que él no sentía lo mismo. Yo, terca de mi, luchaba y estaba ahí
esperando que mis plegarias fueran escuchadas.
Y lo han sido…
Hace tres semanas pasamos un fin de semana juntos, entero. Lo que iba a ser una
noche se convirtieron en 3 días increíbles. Él me fue pidiendo cada día un
poquito más hasta que se giro hacia mí y me dijo las palabras mágicas: creo que
me estoy enamorando… Quizás pueda pareceros cursi, tonta o quizás una locura
pero lloré y él secó cada una de mis lágrimas con sus dedos susurrándome al
oído lo bonito que era ver que alguien te quiere tanto como para llorar por una
palabra tuya.
No sé si
funcionará, todo puede pasar en esta vida pero lo que si se es que él me dice
muchas veces: yo solo quiero que seas feliz por una vez en tu vida y lo está
consiguiendo. Ha desenterrado una sonrisa que yo creí muerta hace mucho tiempo,
un brillo que me hace sentir plena. Puede que mi historia os parezca una
tontería pero es mi historia y por ello para mi es especial. He aprendido que
si quieres algo hay que luchar por ello y que si merece la pena, quizás no sea
fácil.
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2 comentarios:
Qué historia tan bonita!! =) os deseo toda la felicidad del mundo ^^
una historia preciosa enhorabuena!!!
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